
Lejos de deprimirse por la derrota electoral, el ex presidente decidió embestir contra los monopolios de una manera brutal.
Sorprendidos por su eterna comodidad al calorcito de cada poder de turno, algunos no pudieron contrarrestar el efecto ley de medios y se engancharon en lo que mejor hace el gobierno: pelear como gallos de riña.
Primero creo, mejor dicho compro, sus medios amigos para demostrar que en todos lados se miente y se manipula de acuerdo a intereses propios.
Del lado del llamado monopolio, pero también desde el Estado. Cada mazazo que pega el ciclo “6.7.8” desnuda las carencias ajenas y propias. Como no puede ganar por goleada, también manipula los datos -tareas en la que es experto la mascotita “K” Diego Gvirtz- como para empardar la maldad.
En el fondo la manera de armar las noticias hacen que el grupo Clarín y el grupo oficialista se parezcan de manera increíble. A los dos sólo les gusta el poder. Nada más. La gente y la verdad, bien… gracias.
Pero no termina allí la guerra de medios y de miedos. Ahora se escrachan periodistas. Como también se escrachan funcionarios. Son dos bandos. Que quede claro. Hoy se emparentan por los negocios perdidos.
Pero también la embestida oficial logró dividir de una manera dramática al periodismo. La pelea entre Telefe Noticias y Telenoche por una nota así lo demuestra.
De manera casi infantil nos quieren hacer creer que la cuestión es la ética. Como si alguna vez lo hubiese sido. Señores, desde siempre se pagan algunas primicias. ¿Quién pagó, entonces, las imágenes que unos jóvenes tomaron de la bomba en la embajada de Israel? ¿Quién le puso abogados y dinero constante y sonante a Mario Pontaquarto para que se “arrepintiera”? ¿Quién pagó por la escuchas del secuestro del padre de Pablo Echarri? ¿Quién puso la plata para que un Maradona gordo y recién salido de la internación se sentara frente a Susana, en Telefe?
Y siguen la firma. La nuestra también. Pagar no es el pecado. Lo terrible es cuando los medios aceptan la información de los servicios o cualquier pescado podrido con pinta de información exclusiva.
Tan sólo basta recordar la bochornosa coproducción entre “6.7.8” y los espías para quemar a un periodista de la nación. También cuando juegan de manera solapada para los distintos poderes. Nadie es tan tonto para no reconocer que Canal 9 ya se convirtió en una emisora paraestatal y que Telefe tiene una más que leve simpatía por el gobierno.
También que el grupo Clarín cree que sigue creyéndose el Rey Sol. Su lema fue siempre los gobiernos pasan, Clarín queda. Pero esta vez se encontraron dos artistas en el arte de sacar provecho del caos y de la pelea. Son dos luchadores de Sumo que no están dispuestos a ceder ni un centímetro. Con todo nosotros como rehenes que, ingenuamente, tomamos partido creyendo que algunos de los dos podrán salvarnos. Siempre se dice que en una guerra la primera víctima es la verdad. Aquí ya murió hace tiempo.
PRIMICIASYA








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